Sin boleto.

SIN BOLETO

Ayer escuché una de esas historias, que se antoja compartir, hacerlas un cuento.

Un cliente llegó al local, tenía ganas de hablar y me contó la siguiente historia:
-Ya estoy igual que mi abuelo, jugó sesenta años la lotería y nunca se sacó nada. Pero no estaba en paz si no compraba su billete. Mi abuelo, era una persona alegre y le gustaba todo esto del azar. Jugaba billar, dominó y las cartas. Salía de trabajar y lueguito se iba a jugar.
Mi abuela, no le gustaba nada esto y no permitía que sus hijos fueran igual que él. Cuando murió dijo: “Ya se fue y el pobre nunca se sacó la lotería”.
Tuvieron 8 hijos, mi padre decía que ya traía en la sangre este gusto por el azar. Cuando la abuela se enteró lo regañó y le dijo: “Aquel que le toque sacarse la lotería, hasta sin comprar el boleto le va a tocar”. Mi padre se moría de la risa, Mamá, -le dijo, sin parar de reír- quién podrá sacarse la lotería sin comprar boleto.
Mi padre nos contó que pasaron algunos años, él no dejaba de comprar su billete y un día, sin muchas esperanzas, le pegó al premio mayor. Ese día, Faltó al trabajo y se fue a cobrarlo. No le dijo nada a nadie.
La familia de mi padre rentaba unos cuartos, la casa era realmente pobre, los colchones estaban muy orinados, manifestó con pena- no se imagina. Así que se fue a comprar una casa para su mamá en Coyoacán, compró algunos muebles y un Taxi, de aquellos que les llamaban cocodrilos, esos carros grandotes.
El cliente, estaba emocionado, no dejaba de hablar, yo sentía que ni respiraba. Era tanta su emoción que no perdía yo detalle de su relato.
En la casa de la abuela, lo notaban raro, sus hermanas cuchichiaban a sus espaldas, decían: «éste, ya se nos va a casar». Entonces, un buen día, cuando ya todo estaba listo llegó a la casa de la abuela con una caja de zapatos, yo creo que era una caja de botas, porque dicen que estaba grandota, llena de monedas, de aquellas de a peso, de Morelos y las de cincuenta centavos. Le dijo a sus hermanas, “no quiero que se acerquen a esa caja, porque si la tocan les voy a romper su…” Así era antes, se respetaba a los hermanos mayores y sin mi abuelo, hasta miedo le tenían.
Entonces, -ya ve como son las cosas, me dijo- le dicen a alguien no hagas esto y ahí van con su curiosidad a ver que había en la caja. Nunca habían visto tantas monedas tan grandes juntas. Sólo conocían de las de a centavo que había entonces. Lueguito le fueron a decir a mi abuela. «Oye mamá quien sabe que anda haciendo el Juan, que trajo una caja llena de dinero, venía muy bien vestido y con un carro grandotote y nuevo».
La abuela, tomó un palo y se quedó en la puerta a esperar a mi padre. Cuando el llegó, empezó a gritarle de cosas. Ya sabe como eran las mamás de antes. –me aclaró-,
Mira re-cabrón en que andas metido, aquí somos pobres pero honrados. Y sí tu cometes pecado mortal, yo misma te llevo a la policía. Robar es un pecado y yo no me he matado por ustedes, para que seas un ladrón de mala muerte.
-De película señora, mi papá volvió a reír, como aquel día, A carcajada abierta. La abrazó y le dijo: ¿Te acuerdas que me dijiste un día madre? ¡A quién le toca, hasta sin compran boleto, le llega la lotería! Pues te sacaste la lotería Madre y sin comprar boleto. Nos vamos de aquí. Ve a dar las gracias a la casera porque te compré una casa nueva, deja todo porque vas a estrenar.
Yo voy a seguir trabajando, con mi Taxi nuevo y de una vez te digo, me caso la semana que viene con la güera. Así le decían a mi madre. Todavía le alcanzó para un departamento para ella.
Así es, señora -continuó hablando-, yo traigo en el ADN esto de jugar y ya llevo mis añitos jugando, quien quita y mi familia se saque la lotería. Deme un melate de la máquina y ese número que se ve bonito. El señor tomó sus boletos, me pagó y se fue con el rostro iluminado por la ilusión y sus recuerdos, con una gran sonrisa en su rostro

Qué bonita historia, como para una película. Y como le digo a los clientes, no compren con la ilusión de sacarse el premio, sino por solidaridad con todos los billeteros y agentes de Pronósticos, sino de que comen… Es como un departamento de inversiones, cuando le peguen al premio mayor, ningún banco les pagará con esos intereses….

¡Compren su billete !
http://www.profeciamaya.com.mx/maya/mayas.html

CIRCULO MAGICO

Cuento corto: pre-elecciones.

Estoy aquí sentada junto al asta Bandera en el centro de la Ciudad. Lugar que marca la historia de nuestras raíces.  Puedo contemplar, a lo lejos,  una cordillera de montes que forman un gran círculo y que rodean a este mágico centro capitalino. Al Sureste destacan dos montañas, grandes, hermosas y que por mitología, son consideradas por generaciones como la imagen de  un hombre y una mujer. Están cubiertas de nieve y hermoso verdor.

Es una ciudad protegida por la naturaleza. Gracias a este círculo de tierra los seres que la habitan no viven las grandes tragedias  provocadas por cada uno de los elementos naturales. No hay huracanes, no hay tornados, no hay sequías. Sólo cuando la tierra exige la reacción de la humanidad que la habita, se sacude, para que ellos, los seres humanos pongan los pies en la tierra y paren sus excesos, justificados por su capacidad de libre albedrío.

Desde aquí, donde contemplo esta ciudad no puedo ver las espaldas –por así llamarlas- de estas montañas, pero en otras ocasiones he tenido la oportunidad de ver, ante la sorpresa de mis ojos como el Iztaccihuatl y el Popocatepetl no son los mismos. El fuerte viento que viene del sur a norte y del mar del pacífico han lastimado sus espaldas, su belleza no es igual. Sin embargo han permanecido con gran fortaleza por miles de años, como si, unidas a las otras montañas fueran  una inmensa muralla natural, con la gran misión de resguardar a los nativos de esta región.

Piden en silencio, sean observadas. Solicitan que se haga un recorrido visual en el sentido del reloj  y vean que esta unión de pequeñas y grandes montañas por un bien común, ha funcionado. Manifiestan la extraña sensación, que las lastima al sentir de  no ser valoradas.  Están ahí y ven como estos pequeños seres pensantes, con capacidades únicas diferentes pero que trabajan cada quien por su lado, con objetivos dispersos y perversos. ¿Dónde está, el objetivo de proteger a quienes las ignoran y no valoran el trabajo en equipo? ¿Por qué no observan su trabajo milenario? ¿Por qué  no las toman como un ejemplo a seguir? Están ahí y nadie sabe que gracias a ellas este lugar es una atracción privilegiada para vivir.

Sí, es justo la protección mágica de la cordillera la que atrae a las diversas razas humanas a quedarse a vivir aquí –Pienso y suspiro-.  El cálido clima, la bondadosa fertilidad de su tierra, el poder disfrutar del líquido que sustenta la naturaleza: el agua. Todo esto y más han hecho de la ciudad un confortable lugar para vivir.

Entonces recuerdo  la leyenda. Fue en los inicios del tiempo, los humanos nómadas tenían como seña de ubicación buscar un águila parada en un nopal, engullendo una serpiente. Un día encontraron la señal y establecieron la gran Ciudad Tenochtitlán. Desde esos tiempos hasta hoy todo fue aprendizaje, adaptarse al suelo lodoso pero fértil. La construcción de grandes palacios en forma de pirámides, la conquista. Así han pasado cientos de años, de enseñanzas, de lecciones, de desarrollo y supersticiones, de explotación, de mezclas culturales y de crecimiento de su población. Y yo estoy aquí, sentada justo en el lugar al que llegó aquella águila con su mensaje de establecimiento eterno, como en la otra mítica torre de babel.

ImagenEntonces, en medio del bullicio, las montañas hablan: “Es tiempo de regresar a lo natural, a observar la naturaleza, al rescate de los principios que ella nos ofrece”.  Es tiempo de escuchar, que somos parte de ella y que ante la dualidad de los elementos naturales, los seres humanos tenemos una capacidad exclusiva, la de decisión. Es así como  aceptamos que existe el día y la noche; el frío y el calor; el sol y la luna; el negro y el blanco.  Debemos saber que la vida siempre dará opciones y esta virtud que da el libre albedrío  debe usarse por el bienestar no sólo de la naturaleza, sino de la hermandad humana., por esta gran capacidad única del ser humano: la decisión.

Si desde el punto central de esta ciudad, transmitimos la necesidad de regresar a los principios naturales. Dejar de luchar por un bienestar individual y familiar. Anteponer el  bienestar común en la tierra. Diremos que hemos sabido agradecer esta protección, esta forma universal de amor, a la madre tierra.

Aquí, en el Asta Bandera. Dónde próximamente se elegirá al nuevo Tlatoani, representante de nuestro país. Quiero invitar a todos los sectores sociales, divididos por su posición económica a compaginar sus oportunidades. A hacer un privilegio el saberse humanos y no privilegiar su posición económica y política.

Los humanos que nacieron en otras tierras, conocidos como extranjeros, llegaron a este país, a esta ciudad y se quedaron por todo lo que les ofrece esta tierra. Sean agradecidos y tomen la oportunidad que tienen de contribuir a mejorar el desarrollo del país, de sus habitantes y de la naturaleza.  Cumplan con su parte,  correspondan de alguna manera a la madre tierra todo el confort que encontraron aquí en esta ciudad protegida, con los seres que nacieron en ella. Unan esfuerzos, ustedes tienen, algo que ofrecer,

Los seres que nacieron en este país y que tiene la oportunidad de que su palabra y sus decisiones sean tan importantes que van a fungir como destino para el desarrollo de sus congéneres. Tomen valor para ser representantes de los valores universales de riqueza y evolución de espíritu y no material.  No compren conciencias, porque las consecuencias seguirán siendo de destrucción y muerte. Generen conciencia de respeto y protección de los mexicanos.

Sea el círculo mágico de las montañas en torno a la  ciudad un espejo del círculo humano que trabaja al servicio y progreso del país en su totalidad. Sea una invitación a tener disposición para escuchar. Y después emitir un grito con tal fortaleza desde el centro, que se extienda como rayos de luz hasta sus limites territoriales y porque no, hacia el extranjero: Tan solo somos humanos efímeros y nuestro paso por la tierra es para contribuir a hacer mejores seres humanos. No peores.

Sigo sentada, junto al asta Bandera. El grito de un niño que corre tras de una paloma, me regresa del mundo universal de la imaginación. La gente pasa, unos con prisa atraviesan el zócalo, otros contemplan los edificios de la época post-moderna de la ciudad. Aquí conviven, sin cruzar palabras todas las razas humanas, con distintos fines. Aparece una sonrisa extraña, del pequeño indígena que vende artesanías de su pueblo. Su piel está sucia, sus pequeñas manos muestran cuarteaduras por todo el tiempo que no se han lavado, por su nariz escurre la mucosidad que provoca el frío. Sin embargo, sonríe, mira a los ojos de manera inquisitiva, y me  pregunta ¿Crees que alguien escuche a las montañas?

Milagros Díaz López.

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CODIGO DE FE

Aquella mañana era fría, de esos fríos que calan hasta las huesos. Las batallas anteriores habían sido desastrosas Smith empezaba a olvidar cuántos compañeros del cuartel ya no vería mas. El Capitán Cartier tenía fama de estratega y desalmado pero las fuerzas contrincantes lo superaban en número, la derrota era inminente.

Smith no había podido descansar un día anterior, como si estuviera frente a una pantalla, recordó su vida. Siendo niño, su padre, un hombre alto, fuerte y de gran fortaleza espiritual lo había preparado para resistir. Resistir el clima, el hambre, los trabajos fuertes, pero sobre todas las cosas resistir ante el enemigo. “La fuerza del espíritu deshabilitará al más enfermo de los enemigos” le decía con frecuencia.

¿Enemigos, yo? Se preguntaba Smith a su corta edad de adolescente. Como voy a tener enemigos  en este pueblo, dónde todos nos conocemos, nos apoyamos y solo recibimos muestras de cariño.  Tengo grandes amigos con los que comparto mis juegos en el campo. Y nuestros padres, trabajan conjuntamente para mejorar nuestro entorno.

No sabía la razón por la cual su Padre hablaba de enemigos. Pero si lo escuchaba con atención. “El espíritu se fortalece con la fe y con las actitudes consecuentes a  esta fe” Ni en el peor momento de tu vida olvides esto Smith. Porque vendrán momentos muy difíciles para ti.

¿Qué sabría su padre?, ¿Acaso era profeta?, Sabía algo que él no? Llegó su juventud y el Estado lo mandó llamar, debía presentarse ante las fuerzas básicas para defender a su país del enemigo extranjero. Y ahí  conoció a su enemigo mas grande.

El Capitán Cartier, era un hombre mayor que él, pero apenas 5 o 6 años. Lo había llevado al puesto su dureza y crueldad para dirigir al batallón. Su rostro dibujaba su egoísmo e insensibilidad ante las necesidades ajenas.

Smith recordó aquella noche cuando le avisaron que su madre estaba muy enferma y el solicitó permiso para ir a verla. El Capitán Cartier le había negado el permiso. “Para usted su madre murió en el momento que entro al Ejercito” – le dijo con una sonrisa cruel en los labios. Así que deje esas niñerías y vaya al campo de entrenamiento. Smith nunca volvió a saber de   su familia, después de aquel día.

También recordó el momento en  que la comida no le hizo bien. Estaba prendido en temperatura y no quería separarse de las letrinas. Llegó el Capitán y preguntó por él. Como si sintiera placer  por el dolor lo mandó a una misión especial tras ridiculizarlo con sus compañeros. Pero para Smith, “la fortaleza del espíritu”, era mágico y lo levantaba con mayor seguridad, después de cada momento de frustración.

La infinidad de recuerdos se apilaron en su cerebro, uno tras otro.  Como para envenenar su alma y llenarlo de coraje. Habían sido tantas humillaciones, tantos malos momentos junto al Capitán Cartier. Pero cada suceso, recordaba las palabras de su Padre. “Se consecuente con tu fe y tu espíritu se fortalecerá, el enemigo no podrá con eso”. En el silencio de la noche una pequeña lagrima rodó por sus mejillas ¿Enemigos yo, se volvió a preguntar? Con gran premura volteó para todos lados, nadie debía notar ese momento de “debilidad”. Se dijo para si mismo he hizo en silencio aquella mágica oración que su madre le había enseñado de niño y que todas las noches antes de dormir el hacía con los ojos cerrados. ¿Qué será de aquel pueblo hermoso? ¿Qué será de su gente y mis padres?

Lo que no sabía Smith, eran las reacciones que habían provocado en el Capitán Cartier sus actitudes de fe. Cada momento  que había sido vilipendiado, ultrajado por el Capitán, éste había tenido un problema mayor al provocado. Por esa razón, El Capitán se había enseñado con él.

Con estos pensamientos, la noche pasó sus horas con gran rapidez. El amanecer era frío, la neblina espesa, no se podría ver a un metro de distancia.  La alarma sonó. Todos se levantaron a luchar contra el enemigo, el cansancio se notaba en los rostros de los soldados pero había que actuar rápido. Pero ya era tarde, el enemigo extranjero los eliminaba uno tras otro con gran facilidad.

Smith tomo sus armas y corrió al campamento del Capitán. Oyó ordenes y gritos del lenguaje extranjero. Cambió el rumbo y decidió llegar por la parte trasera.  La lámpara interna permitía ver lo que estaba sucediendo en el interior.  El Capitán Cartier estaba de rodillas con los brazos en la nuca y el enemigo le gritaba. Cartier suplicaba que no lo mataran, que les diría el plan estratégico y lloraba. Parecía que ninguno de los presentes entendía lo que decía el otro.

Smith quedó sorprendido. ¿Dónde estaba aquel hombre inhumano, que no sentía dolor ante la muerte?  ¿Dónde estaba aquel hombre que tantas veces dijo: “Un soldado no tiene sentimientos” porque no podrá defender a su país? Ahí estaba hoy, suplicando por su vida y traicionando a su país. ¡Traicionándose! así mismo.

Para Smith era la oportunidad de su vida. Tenía en sus manos al enemigo de su país y  a su propio enemigo. Con una ráfaga de su arma eliminaría todo en un instante. Pero estaba ahí su Capitán, el representante de su país.

El instante de la decisión fue eterno. Smith aspiró profundamente y al soltar el aire dio unos pasos sigilosamente. El campamento había sido invadido por el enemigo, pero él estaba solo frente a la campiña del Capitán, algunos cuerpos de sus compañeros estaban tirados en el piso totalmente inertes, entró rápidamente y soltó la ráfaga metálica en los cuerpos de los enemigos.

El Capitán estaba petrificado en medio de la casa de  campaña.  Levantó la vista y quedó sorprendido al ver el rostro de Smith. ¿Tu? –Preguntó Cartier. ¿Capitán, está bien? Fue la respuesta de Smith.  ¡Perdóname!  Susurró Cartier, ¡Perdóname! Y se abrazó los pies de Smith. Consiente de todo el daño que le había hecho.

¡Capitán! Somos los únicos que quedamos en esta batalla. Vamos Capitán, huyamos de aquí. Ambos salieron por la parte de atrás de la casa y se perdieron en la espesa neblina.  Smith solo recordaba a su padre: “La fortaleza del espíritu te salvará del enemigo” El código deshabilitación es una actitud consecuente de tu fe”.

El Capitán Cartier descontrolado por lo sucedido, no tenía fuerza para retomar su posición intransigente. Cómo una película veía su vida, mientras caminaba y reflexionaba sobre el daño que se había hecho así mismo.

Escucha tu corazón

Aquel Domingo, era un día muy especial,  Felipe se había preparado  para su segunda carrera.  Todos los días por la mañana, muy temprano, había que hacer calentamiento, salir, respirar, soplar, contemplar el largo camino para recorrer.  Una o dos horas. En realidad el tiempo no importaba, lo que realmente era prepararse y estar listo para llegar a la meta.

Al Verlo correr,  me  preguntaba ¿Qué estará pensando? ¿Le dará tiempo de recordar algo?; ¿Encontrará la solución a algún pendiente? Quizás, simplemente escuchará el sonido de su respiración.

Una año había pasado  después de la última carrera de 10 Kilómetros, -se dicen fáciles-  pero realmente requieren de un gran esfuerzo y preparación.  Felipe era una persona particularmente diferente a muchos corredores.  Gozaba correr y caminar pero su objetivo nunca sería el de ganar.  Aunque el estaba conciente que realizar el recorrido, a su tiempo y alcanzar la meta propuesta. Para él, eso era ganar, no importaba el lugar, aunque fuera el último -seguido comentaba a sus hijos-, pero había que llegar a la meta y claro buscar mejorar la última marca en tiempo.

Así es, sabía  que en esta sencillez, estaba su soberbia secreta. Esa vanidad de lograr sigilosamente sus objetivos, sin presunción, sin comparación. ni jactante ostentación. Era un asunto personal, poner una meta y alcanzarla, como lo era en su estilo de vida.

En esta ocasión,  el recorrido fue  exactamente el doble. ¡20 kilómetros!. Y sus dudas lo asaltaban.

Con más de 50 años y algunas inquietudes de salud, por su puesto nada grave, él sabía que tenía que llegar, pero no sabía como.

La salida fue en varias categorías: por edades, por puntos obtenidos con anterioridad y finalmente de  aficionados, aquí estaba inscrito él.

Los amigos que lo habían motivado iban en la primera categoría, así que el recorrido la haría sólo. ¡Te vemos en la meta! Le gritaron antes de despedirse. Él complacido y con una sonrisa respondió: ¡Si llego!

Sonó el primer balazo , salieron con toda energía la primera categoría, a los dos minutos, la segunda; en menos de 5 minutos saldrían los aficionados, que por cierto eran muchos.

Su familia lo contemplaba, al tiempo de que tomaban fotos.  Felipe iniciaba su carrera con todo lo practicado a cuestas. 5 kilómetros y él no presentaba  un síntoma de cansancio. Antes de llegar a los 10 Kilómetros  empezaba a sentir fatiga.  El sudor corría por su frente pero era detenido por el paliacate en su cabeza. No sabía bien que estaba pasando, al ver el letrero: 10 Kilómetros,  su corazón parecía latir de tal forma que  se votaría en cualquier momento.  Se descontroló, escuchaba como los fuertes latidos en el pecho iban en aumento, Los sentía en la garganta y  en sus oídos. ¡Debo parar! Pensó.  Una aterrante angustia se apoderó de él y en un segundo perdió toda seguridad. ¡me voy a morir si continúo! pensó.

Su esposa he hijos conocían  el recorrido y decidieron alcanzarlo en el coche, llegaron antes qué él a los 10 Kilómetros y estaban preparados con una cámara.  Se veía tan seguro, tan tranquilo y lo acompañaron  a la distancia sin distraerlo durante varios minutos.  Su hija, orgullosa de su padre, tomaba y tomaba fotos.  La familia lo animaba con gritos, silbidos y porras

Felipe a punto de desistir, escuchó la voz de un compañero, decir: ¡Tranquilízate hermano! ¡No te desesperes!  Baja un poco la velocidad, respira profundo y saca el aire en pausas.  ¡No te pasará nada!

El volteó y lo miró sin detenerse. Un hombre de su estatura, pelo entrecano y largo, amarrado por un listón.  Con una leve sonrisa, le agradeció y siguió  las instrucciones. Modificó su respiración, bajó el paso y se olvidó de pensar. No más desesperación de saber cuánto había recorrido.

El señor, no se le despegaba, a veces con algunos comentarios y otras callado. Fue al paso de Felipe.  Quién le escuchó decir. Llevó muchos años haciendo esta carrera.  Me gusta mucho correr y siempre he llegado a la meta.  Así que no te preocupes. Solo, no debes olvidar el saber respirar.

Al ingresar aire a tus pulmones, piensa en la satisfacción de hacer el camino y no en todo lo que te falta por recorrer.  Piensa, también, en lo feliz que eres por hacer esta actividad, por la satisfacción personal, muchos se quedan a la mitad y peor aún ni siquiera lo intentan.

Al sacar el aíre, saca tus temores, tus dudas. ¡Despacio!, no llevamos prisa.

Y ahora sigue corriendo, sin el peso de la angustia. Tus pies no sentirán el suelo, porque flotarás sobre él.

Felipe volvió la mirada hacía su compañero. Con cierta ironía pensó, este me está lavando el cerebro.

Efectivamente amigo, te estoy distrayendo para que no pienses, para que no dudes y bueno, de vez en cuando me gusta imaginar que en lugar de correr, estoy volando.

Entonces, la familia se empezaba a preocupar. Notaron que había bajado la velocidad,  su rostro denotaba cansancio y justo en ese momento la ruta a seguir los obligaría a perderlo de vista por un buen rato. Esperaron hasta perderlo de vista, llevaba menos velocidad pero recuperaba su semblante. Decidieron adelantarse unos kilómetros más, para esperarlo y seguir tomando fotos.

Felipe, por su parte, ya no sentía aquella angustia, ya no escuchaba a su pecho protestar por el esfuerzo. Su carrera pausada, continua pero segura  le daban una gran alegría. No sabía cuánto había recorrido, ni cuánto tiempo había pasado. No le preocupaba, hacía rato que no veía los letreros que le indicaran los kilómetros recorridos.  Su amigo seguía ahí, ahora en absoluto silencio.

Tampoco percibió si los habían rebasado algunas personas de su categoría o sí se habían quedado atrás.  El continuaba en su esfuerzo por llegar a la meta.

Entonces escuchó los gritos de su hija, que lo saludaba y meneaba la mano, No sabía que decía. Felipe estiro su brazo  y continuó su carrera. Solo le dijo a su acompañante: Es mi hija.

Entonces el dialogo retornó. Se ve que lo quieren mucho. Sus hijos han seguido al pendiente de usted, cuidando que nada le pase. Los he visto desde que iniciamos el recorrido. Su hija no se cansa de fotografiarle.

Felipe no había visto a su familia hasta entonces, iba tan concentrado en la carrera que no se le había ocurrido voltear a buscarlos. Esperaba  verlos hasta la meta.

Bueno amigo, yo lo dejo, -le dijo el señor-. Ya estamos a punto de llegar y quiero apretar el paso en este punto. Usted no se preocupe, ha cumplido su cometido sin ningún contratiempo, dese su tiempo, no hay prisa alguna por llegar a ningún lado.

Muchas gracias, señor… No importa el nombre, -interrumpió aquel señor- nos veremos en la próxima  y se alejo.

Aquel hombre llevaba el numero 20200 y se perdió entre los corredores con una gran rapidez.

Felipe, sorprendido, solo se grabó el número y continuó a su paso la carrera.

Y en unos cuántos minutos más, cruzó a la meta.

Llegó exhausto.  Pasó por su medalla participativa, le dijeron el tiempo que había hecho y el lugar que había obtenido.  Datos que debía saber para mejorar sus propias marcas. Continuó caminando para recobrar el estado normal de su respiración y buscó a  aquel amigo, que había sido de gran ayuda. No lo encontró.

Caminó hasta su familia, después de felicitaciones y abrazos, seguía buscando entre los competidores a el deportista de cabello largo, pero seguía sin localizarlo. Ante la insistencia, su esposa preguntó a quién buscaba y fue entonces que les  comentó sobre su extraña compañía.  Su familia le miró incrédula. Ellos le habían seguido de cerca en varios puntos y siempre lo habían visto solo.

Entonces, le dijo a su hija, busca la foto que me tomaste cuándo levante el brazo. Ella se la mostró y efectivamente estaba sólo.

Felipe  pensó ¿Me estaré volviendo loco? E insistió. Llevaba el número 20200. Papá -le dijo su hija – esta mañana leímos que por primera vez sólo se habían inscrito 20’000 personas a la carrera.

Entonces, ¿Quién era, la persona que iba a mi lado todo el tiempo? ¿Quién me acompañó en el momento qué mas lo necesité?

Ya, para entonces la familia y él se  habían encontrado  con sus amigos, los otros competidores, quienes inmediatamente se incorporaron a la conversación. Uno de ellos, Gabriel  con más experiencia en estas carreras, comentó:  Nadie Felipe era tu corazón que te estaba hablando y te pedía que confiaras en ti y en él.

Cuándo tu corazón habla y te pide que aprendas a  respirar -puntualizó- cuándo te pide que hagas una pausa en tu vida y controles la desesperación, cuándo sientes que no puedes más, ese corazón se convierte en un ángel, que te llevará a cumplir tus metas, porque sabe que te has preparado para ello.

Observa Felipe, cuándo tu respiras, -continuó hablando- estas inhalando vida, aire que recorre todo tu cuerpo. Cuándo exhalas estas sacando de él todo lo que no necesitas y entre esto está la angustia y la desesperación.

Felipe lo miró con escepticismo, su razonamiento lógico no le permitía aceptar lo que escuchaba, pero lo que había vivido, no tenía otra explicación.

Gabriel finalizó: Es algo que  pasa a algunos los corredores, ya hemos escuchado antes, estas historias. Sólo Felipe aprende a escuchar tu corazón.

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Decisión y Definición.

DECISION  Y DEFICIÓN.

María estaba en los quehaceres del día, su hija pronto llegarían de la escuela y habría que tener la comida lista.
En menos que canta un gallo llegó su hija, quién recién había entrado a la secundaria. María, frente a la estufa la recibió con un beso y así sin previó aviso surgió la pregunta: ¿Mamá, porque para ustedes los adultos, es tan importante el sexo?
María no estaba preparada para una pregunta de vital importancia, volteó, la miró y aspiró aire, como para darse tiempo a contestar. Después del suspiro le dijo, ve y cámbiate el uniforme, lávate las manos y ahorita platicamos.
La chica sonrió, con esas sonrisas de adolescente que complacen desbalancear a los padres. Se fue a cambiar, quería saber que le contestaría su madre. Pero entró a su cuarto, puso música y por un rato  olvidó la pregunta.
El cerebro de María tenía que reaccionar rápido, sabía la importancia del cuestionamiento de su hija y sólo tenía unos minutos para responder. Muchas frases llegaron a su cerebro, antes de que regresara. Su sorpresa fue cuándo la tuvo enfrente y no sabía como empezar.
Paradójicamente la adolescente ya no estaba preocupada, ni siquiera le interesaba mucho la respuesta de su mamá, tampoco sabía porqué había preguntado, así que cuando regresó ya se le había olvidado.
María no supo de dónde, ni como, pero empezó a responder con la siguiente historia:
-Mira cuándo tenía tu edad y estaba en la secundaría, la novedad en aquél tiempo fue que habían introducido a la enseñanza el desarrollo biológico de los órganos sexuales femeninos y masculinos. Era una gran novedad, que mis padres no conocían hasta entonces y estaban hasta espantados con este tema que era un tabú.
Pero mi maestro de biología introdujo un tema más relevante.  Nos dijo que la adolescencia es una de las etapas mas importantes del ser humano porque es una época de definición. En este tiempo necesitas recibir la información necesaria para conducir tu camino, por que es tiempo de imaginar y dilucidar lo que quieres ser cuándo seas grande.

Por ejemplo,  defines tu sexualidad, sí te gusta ser niña o te gustan las niñas, Defines si quieres ser profesional o quieres ser mamá. Defines si te gustan las matemáticas o la historia.
Hay mamá, -con más interés- ¿Cómo que te defines?, yo nací niña y me gusta ser niña –aseveró-
Eso es definición.  –Interrumpió María, con  seguridad.
Sin embargo, debes saber que todos los seres humanos tenemos dos hemisferios el masculino y el femenino aunque hayamos nacido con un órgano sexual, con la excepción de los homosexuales por nacimiento, el desarrollo social de cada ser humano lo lleva a tomar su camino al respecto.
Es de esta decisión en el que nace la definición, mira, le dijo María a su mamá
Cuándo naces te dicen que eres bebe o nena. Pero existen papás, por ejemplo que querían tener un niño y nace niña. Y empiezan a tratarlo como si fuera del sexo contrario. O bien, canalizan su desacuerdo por su sexualidad y lo tratan con cierto grado de culpabilidad, por ser lo que ellos no querían. Hay muchos factores que llevan a un adolescente a tomar un camino u otro.
Cuando entras a la escuela, te clasifican niño o niña.
Después de la adolescencia empiezan otros juicios de definición: señorita, joven, gay, lesbiana.
Mas tarde empiezan otras definiciones más fuertes en función de la forma en la que decidiste llevar tu sexualidad. En las que puede entrar el de señora, casada, divorciada, viuda o amante. También hay unas aseveraciones más fuertes: mujer fácil, prostituta, callejera, puta y demás motes que van en función de tu comportamiento de tipo sexual.
¿Qué porqué es tan importante el sexo para los adultos?
Porque aquí está el origen de la vida.
Porque de aquí surgen grandes historias de amor, de tragedia, de abusos sexuales de satisfacción e insatisfacción, de crecimiento o de destrucción.
Las grandes ofensas, surgen de aquí también. Hacia esta importancia del origen de la vida y mientras más importante es, más grande es la ofensa.
¿A qué te refieres? Pregunto la chica.
Al momento en el que alguien le mienta la madre a otro. Es tan importante que por eso ofenden de esta forma. Tu origen viene del vientre de una madre.
No sé sabe, bien a bien, que hace tomar ciertas decisiones a personas como los pederastas o a los promiscuos, ¿Sabes qué es esto? –la niña asintió, con la cabeza- Lo que si se sabe que es tan importante en la vida de los afectados, que arruinan la vida sana de cualquier ser humano. Es otra razón para que el sexo sea algo importante y sagrado, en la vida del ser humano.
Mira hija, dijo María, lo que si es importante para mi, es que sepas que tu definición conlleva una decisión que conducirá toda tu vida. Esto te debe hacer sentir bien, donde quiera que vayas. Te debes sentir feliz con tu disposición final, cualquiera camino que hayas tomado.
Yo creo hija, que esto es importante. Debes cerrar tus ojos e imaginarte como te gustaría definirte. Ser congruente con esa definición para que de ahí nazca en ti la seguridad para decir si o no, en los momentos necesarios.

Es tan personal tu decisión que no debes dejarte llevar por la moda,  por influencias de los amigos, por enojos con tus padres, por desquitarte de algo que no te gusto, por hacerles saber que no estas de acuerdo con su comportamiento, etc. Es una decisión que te difinirá todo el tiempo que estés en la tierra.

Mira pequeña, debes saber que la  sexualidad conlleva otros principios como el respeto, el amor, la virtud, la voluntad. Son parte de las decisiones cuando por fin te defines, pero de eso hablaremos en otra ocasión. Ahora es momento de comer.
Gracias, mamá, realmente no me esperaba esta respuesta.
¿Qué preparaste para hoy?