Con los pies en la tierra (Señor X)

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CON LOS PIES EN LA TIERRA.

Cuento para mitad de semana

X es un bebe que nació en un país privilegiado llamado México.

En el momento de su nacimiento fue auscultado de manera formal con una nalgada para calificar sus estado de salud, su llanto era un signo de vida y que sus pulmones empezaban a adaptarse e la atmósfera. Luego fue revisado para determinar su género sexual, enseguida la formación común de las líneas en los dedos de sus manos y pies determinaron su estado de salud mental. Después de 10 minutos de atención médica X pasó su primer examen de vida, con un buen promedio afgar. 

Al ser entregado a su madre, X empezó a percibir que tenía ciertos derechos como ser humano. Tenía derecho al amor de su madre, a los alimentos, a medicamentos que le hicieran más amable su niñez.  Luego supo que tenía derecho a vacunas, a estimulación temprana y a escuelas que lo guiarían en sus primeras enseñanzas.

Hasta este momento X no sabía que para gozar de esto y algunas otras cosas también ya tenía responsabilidades adquiridas mucho antes de que pisara la tierra. X tenía una deuda externa que pagar a través de impuestos gubernamentales que había sido adquirida por sus ancestros mexicanos.  Y esto no lo sabría, hasta mucho tiempo después.  Mientras tanto, debía disfrutar de muchos derechos más  establecidos en alguna parte de la Secretaría de educación pública.

X seguía creciendo y entonces entendía que no solo tenía derechos, sino también responsabilidades que cumplir. Hacer tareas, sacar buenas calificaciones, apoyar en la limpieza de su casa, seleccionar su basura y tirarla en los lugares correspondientes, no permitir el maltrato en su vida, a los animales y a la naturaleza. X sabía que también debía aprender a respetar a sus mayores, etc.

Al iniciar su pubertad y adolescencia, X debía empezar a tomar decisiones acerca de la forma en la que quería vivir su vida de adulto. Sexualidad, profesión, ocupación, libertad de elección religiosa y de la forma de entretenimiento.  Para lograr esto, el puberto había aprendido a valorar el esfuerzo no sólo de sus padres, sino del gobierno para cubrir todo aquello a lo que tenía derecho. También sabía que para poder disfrutar de todo ello, debía cumplir lo mejor posible con sus responsabilidades.

El pequeño X había crecido ya y empezaba a darse cuenta de lo difícil que había sido para sus padres, darle una educación. Las constantes devaluaciones, la alza de los precios de la canasta básica y supo en ese momento, que tener agua, luz y gas en casa tenía un costo  variable y en aumento constante.

Nuestro amigo X, al terminar su carrera se enfrentó a varios inconvenientes: falta de experiencia, falta de oportunidades, falta de relaciones públicas. Pero aún así, aunque no desarrollara su profesión,  empezó a trabajar. Se enteró de nuevas responsabilidades: el pago de impuestos por el trabajo, por tener un lugar dónde vivir y decidió hacer una lista de esto y se enteró que a todo artículo de consumo, había que agregarle el impuesto al valor agregado, además de pagar una tenencia cuándo quisiera tener carro y aceptar el aumento de precios gradual de la gasolina. Cada paso que diera en su crecimiento, además de ser paralelo con el crecimiento de precios, era muy importante que tomara en cuenta el aumento de sus compromisos.

X se puso a reflexionar y entendió que para que cada uno de sus compatriotas pudiera gozar de sus derechos  era necesario pagar una contribución al gobierno y así poder disfrutar y exigir tener luz, agua, seguridad, salud, educación, trabajo, esparcimiento, comunicación telefónica, cibernética,  transporte   y demás elementos de progreso, sin un control de precios preestablecido. Era razonable, aunque uniendo todo esto, más los  múltiples impuestos,  sentía el peso económico un poco exagerado.

Sin embargo, empezó a enfrentar algunos problemas. Lo que ganaba no le alcanzaba.  Entonces decidió pedir  créditos: para la casa, para el coche, para los alimentos. Y en ese momento en lugar de resolver su problema, su vida empezó a ser caótica, porque ahora no sólo tendría que pagar impuestos, sino también intereses variables, a las instituciones crediticias. Establecidas sin control, ni supervisión gubernamental. O por lo menos, no estaban a favor de él, ni de los que utilizaban estos servicios.

X formaba parte ya del sistema económico del país.

Hasta ahí todo parecía normal, aunque un poco descontrolado. Pero en el momento en que se dio cuenta X,  que en las noticias informaban de algunos funcionarios tenían cuentas estratosféricas en el extranjero, residencias impresionantes en otros países, hectáreas de tierra a nombre de un solo funcionario y el  enriquecimiento impresionante de un pequeño sector de la población,  debido a la falta de control gubernamental de precios sobre sus actividades comerciales y gracias a esto formaban parte de la lista de los hombres más ricos del mundo.  En ese momento, empezó a tener apatía por sus responsabilidades. 

En una meditación profunda y con los pies en la tierra le llegó una idea a la cabeza: Si al nacer todo mexicano disfruta de sus derechos, ¿Porqué privilegiar las responsabilidades?

Encendió la televisión y recordó que en ese momento, las irregularidades políticas eran negadas. Obsesionado por lo que estaba viviendo realizó las siguientes preguntas:

Sí los niños al nacer ya tienen derechos y responsabilidades, entonces:

¿Cuáles serán los derechos y las responsabilidades de un Presidente?

¿Cuáles  serán los derechos y responsabilidades de los diputados?

¿Cuáles serán los derechos y responsabilidades de los Senadores?

¿Cuál será la fórmula para que estos derechos y responsabilidades sean aplicados de manera equitativa?

¿Será que México es más un negocio,  que un país privilegiado propiedad de los Mexicanos?

X hizo una última pregunta: ¿Los aún candidatos a la presidencia, a delegados y a diputados, tendrán  ya la respuesta?

Y Es que X es un mexicano normal, sin ninguna excentricidad, ni enfermedad mental que tiene estos y otros puntos en común pero hoy sabe, que el abecedario tiene tantas letras como necesidades tiene su país.

MDL.